Guterres describió el mundo actual como "una peligrosa e impredecible ley de la selva (donde reina) la total impunidad", con amenazas como una crisis climática desbocada, una inteligencia artificial sin regulación, unas instituciones internacionales no representativas y unas desigualdades cada vez más agudas.
El político portugués, que enfila ya su octavo año al frente de la organización, dijo que el sistema internacional tiene dos urgencias primordiales: la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU, "que nunca estuvo tan mal" por sus divisiones, y la de las instituciones financieras internacionales, cuyo diseño es "anticuado, disfuncional e injusto", además de que "favorece a los países ricos que lo diseñaron".
Recordó que este año la mitad de la humanidad irá a elecciones en un momento en que "cada vez más gente está perdiendo confianza en las instituciones y fe en el proceso político".
Un recuento de conflictos mortíferos
Guterres recordó que los conflictos armados en el mundo tienen "atrapados a millones de personas para las que la vida es un infierno diario y mortal", ya sea para los que mueren como para los que huyen de la violencia.
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