El voto de las mujeres, que hoy se da por hecho, se hizo posible en 1942 después de una lucha internacional que costó la libertad y la vida de muchas mujeres que formaron parte del movimiento sufragista.
La activista por los derechos de la población femenina Sergia Galván estima que en ocho décadas la mujer ha avanzado mucho pero todavía se le permite poca participación en los puestos de poder. Incluso observa un retroceso reciente.
En el 2020 la representación femenina en el Congreso se redujo, al igual que la cantidad de mujeres en puestos de ministras. De 56 diputadas se pasó a 52, de tres senadoras a cuatro, y de tres ministras a sólo dos.
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