Con ese optimismo trata el tema el asesor de imagen Máximo Colmenares. Desde su experiencia entiende que siempre habrá un buen motivo para “adornar” el cuello con una fina, regia, vistosa, clásica o moderna corbata, según la actividad a la que se acuda.
Está consciente de que hay colegas que ya la han “condenado a muerte”, pero no todo está perdido: “su pausa o poco uso diría yo, es algo momentáneo como está ocurriendo con la ropa en sentido general. Vemos que ya no es tan necesario usar traje porque el teletrabajo se ha impuesto. Ya cuando nos toca ir a la oficina lo hacemos de manera más casual”.
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