
El pontífice argentino criticó que, “a menudo, por desgracia, el que grita más y con más fuerza, el que está más enfadado, parece que tiene razón y recibe la aprobación de los demás”, y pidió que las personas no se dejen “contagiar por la arrogancia” y las lamentaciones.
Jorge Bergoglio también observó que las personas siempre buscan “aumentar las ganancias” y preguntó cuál es el propósito: “¿Dar o tener? ¿Compartir o acumular?”.
Apuntó a que “la ‘economía’ del Evangelio multiplica compartiendo, nutre distribuyendo, no satisface la voracidad de unos pocos, sino que da vida al mundo”.
Por eso, frente a la arrogancia, el egoísmo, la ira y la ambición, Bergoglio apostó por la necesidad de que los seres humanos practiquen dos verbos “esenciales para la vida de cada día: decir y dar”.
Dos acciones necesarias en las sociedades actuales, hambrientas “de amor y atención”, que sufren “la degradación y el abandono”, y en las que hay tantas “personas ancianas y solas, familias en dificultad” y “jóvenes que luchan con dificultad para ganarse el pan y alimentar sus sueños”.
La festividad del Corpus Christi fue instituida por el papa Urbano IV en 1264, debido al llamado “milagro de Bolsena”.
Francisco es el cuarto papa que visita la parroquia de Casal Bertone, después de Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI.
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