El informe realizado desde el 2000 a 2016, señala que el nivel educativo de los jóvenes dominicanos es bajo a pesar del aumento de la cobertura en el nivel secundario, ya que en el año 2016, el 41.6 % de los jóvenes entre 19 y 24 años de edad no había completado la secundaria, y el 24 % que logró completar ese nivel no se matriculó en la universidad.
La investigación resalta que existen factores económicos y sociales que motivan el abandono de los estudios, afectando de manera distinta a hombres y mujeres.
En el caso de los hombres, un 39.8 %, la principal razón por la que descontinúan los estudios es debido a la necesidad económica que los impulsa a ingresar al mercado de trabajo, aún con certificaciones precarias y de informalidad.
Mientras que en el caso de las mujeres, salieron de manera prematura del sistema educativo debido a que contrajeron unión conyugal, no siempre en el ámbito del matrimonio formal, o quedaron embarazadas.
Explican que a pesar del notable crecimiento que la economía ha experimentado desde el año 2000, la tasa de desempleo global permanece estancada entorno al 14 %, mientras que para el segmento joven esta cifra es casi el doble superando, en 2016, el 23 %.
“Adicionalmente, los jóvenes ocupados se encuentran laborando mayormente en empleos de baja calidad, debido a la alta incidencia de la informalidad en el mercado de trabajo y los bajos niveles salariales”, se explica en el estudio.
El grupo entre 15 y 18 años de edad es el más afectado por la informalidad. En 2016 un 73.5 %, estaba empleado y percibía ingresos inferiores a los RD$10,000 mensuales. La capacitación laboral y la educación superior son los factores que inciden en la probabilidad de los jóvenes de obtener un empleo formal.
Sin embargo, aquellos jóvenes que han logrado culminar estudios universitarios enfrentan dificultades para acceder oportunamente a empleos, debido a la brecha que existe entre las competencias adquiridas por los jóvenes, sus expectativas salariales, y los perfiles demandados por el sector productivo y la remuneración que ofrecen.
En efecto, en 2016 el 34.4 % de los jóvenes que sólo había completado el nivel secundario, y el 25.4 % de los que había completado el nivel universitario estaban desempleados, mientras que aquellos que no habían completado ningún nivel educativo presentaban tasas de desempleo de 18.1 %.
El 67.3% de estos jóvenes son mujeres, cuyas responsabilidades en el hogar les impide integrarse a la fuerza de trabajo. En el caso de los hombres, la principal razón por la que no buscan trabajo es porque se encuentran desalentados.
“Esto se debe a que el bajo nivel de competencias que han adquirido limita su probabilidad de obtener un empleo, lo que aumenta el riesgo de que estos caigan en situaciones de vulnerabilidad, tales como, la participación en actividades ilícitas, el consumo de drogas, la violencia y en general anomia social” señala el informe.
En 2016, el 12.3 % de los jóvenes apenas había culminado el nivel primario y menos de un 4.3% había finalizado estudios en el nivel superior.
A pesar de que los jóvenes constituyen el mayor subgrupo poblacional de la fuerza de trabajo, 32 % de la población económicamente activa, la tasa de desempleo de este grupo etario duplica la de la población total y es la más alta de América Latina.
La combinación de estos dos fenómenos, deserción escolar y desempleo resulta en que el 20 % de la población entre 15 y 29 años de edad no estudia ni trabaja. Adicionalmente, los jóvenes están expuestos a situaciones de violencia y criminalidad.
En 2016 esta situación resultó en muerte por homicidio de 422 jóvenes, representando al 44.3 % del total de las muertes por esta causa.
Listindiario.com.do
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